La actividad en las redes sociales evidenció que el magnate norteamericano, ahora Presidente de Estados Unidos, estaría utilizando su viejo smartphone de sistema operativo Android pese a que el servicio secreto de la Casa Blanca le advierte que esto podría tener consecuencias.
Donald Trump es el hombre del momento. Desde sus discursos políticos como candidato hasta sus actuales decretos, una vez ganado el gran sillón en la Casa Blanca, no pasan desapercibidos para nadie. Tampoco él permite que esto suceda puesto que es un usuario asiduo de las redes sociales, específicamente de Twitter.
Su cuenta @realDonaldTrump, que está abierta desde marzo de 2009, ha estado siempre activa y sobre todo más por estos días en donde se toma su tiempo para compartir con sus más de 23 mil seguidores cada paso y cada decisión que toma desde el despacho oval. Nada de esto podría resultar desafiante para la Casa Blanca, pero sí hay algo que alerta al servicio secreto y es que no utiliza el aparato provisto por protocolo, sino que sigue utilizando su antiguo smartphone.
Según se pudo saber por una publicación del The New York Times, cuyos datos fueron analizados por Androidcentral.com, el equipo que Trump utiliza podría ser un Samsung Galaxy S3, un modelo del año 2012. Con estos datos cualquiera podría deducir, sin necesidad de ser del servicio secreto, que se trata de un equipo con un sistema operativo fácilmente pirateable.
¿Qué puede suceder?
Muchas personas optan por usar sus equipos, aún cuando disponen de otro nuevo, porque están acostumbrados a su formato, su teclado y porque tienen todas las aplicaciones que usan descargadas o los archivos y contactos necesarios. Uno puede imaginar que, bien asesorado en este sentido, el señor Trump podría utilizar cualquier equipo si quisiera y conservar sus archivos y agenda de contactos en la nube. Pero no.
El hombre ha utilizado su cuenta de twitter por promedio de cada cinco horas en los últimos días y esto evidenció que lo hace fuera de la Casa Blanca y desde un equipo Android, ya que ese dato se puede ver al pié de cada tweet. La elección del equipo no sólo pone en riesgo su privacidad, sino también la transacción de datos privados de la presidencia norteamericana.
Es sabido que Android es el sistema operativo más inseguro por excelencia. Aún cuando se actualiza constantemente, no todos los equipos acuden automáticamente a las actualizaciones de sus sistemas de seguridad. Por el año del modelo de Galaxy S3 (2012) los analistas dieron el alerta de que muy probablemente no tenga las últimas actualizaciones.
En su cargo y con sus responsabilidades, Trump no está ajeno a abrir un link o simplemente un correo que active un pishing o malware, dos de las más sencillas y más utilizadas modalidades para sustraer información desde los equipos, manipularlos en remoto y hasta realizar todo tipo de estafas. Peor aún, una vez dentro del equipo se pueden manejar datos sensibles como fotografías, lectura de metadatos de videos o imágenes, y el correo electrónico de Donald Trump, un acceso a una fuente de información sumamente interesante.
Vale decir que uno de los riesgos más leves a los que está expuesto usando su Android es que pueda ser leída su ubicación, ya que la mayoría de las aplicaciones de Google Play pide autorización para este tipo de lecturas. Aunque se trate de una figura pública, en muchas ocasiones no se debe divulgar en donde esta el presidente, mucho menos con quiénes está reunido. ¿Se imaginan si ese Android enloqueciera y abriera el micrófono o la cámara por medio de un comando externo?
Android no, Apple sí
Al parecer, Obama también se mostró rebelde con su dispositivo personal al iniciar su actividad como presidente. Si bien entonces la Casa Blanca le ofrecía un BlackBerry como modelo oficial, y su equipo personal también era BlackBerry, Obama fue reticente de hacer el cambio, hasta que finalmente accedió a las recomendaciones del servicio secreto.
Los rumores hablan que los dispositivos autorizados para el cuerpo político no eran precisamente los de mejor calidad. Aunque sí eran muy seguros para las llamadas, incluso estando en un vuelo, la Casa Blanca no se jactaba de tener una buena conexión a internet, mucho menos móvil. De hecho, por esta insuficiencia, Obama tuvo que cancelar varias reuniones virtuales que no se podían llevar a cabo con tan sólo 56 kbps. En más de una ocasión se lo ha retratado a Obama utilizando un aparato enorme y pesado como móvil.
Pero al comenzar la presidencia de Trump, y por mérito de la gestión anterior, el despacho oval dejó atrás los BlackBerry antiguos y de mala fama, para comenzar a utilizar terminales de Apple. Al asumir el cargo Trump recibió en sus manos un Cisco Unified IP Phone 7965 para conectar con el resto de los líderes del mundo. Se trata de un teléfono de base con un formato similar al de un conmutador desde donde puede interactuar de forma segura, pero que no le ofrece posibilidad alguna de escribir 140 caracteres en su red social predilecta.
Un iPhone conecta de forma segura a este gran aparato presidencial, equipo al que seguramente estará tomándose su tiempo para realizar la real transición. Mientras tanto, apegado a su Android, continúa twitteando, subiendo fotos, informando, opinando sobre lo que ve en los programas de televisión, garantizando así que el que decide, por ahora, es él.
Una perlita más
Los políticos de la Casa Blanca, también en su relación con las redes sociales, como con el uso de ciertos dispositivos, es un tanto protocolar. Tanto el presidente, como la primera dama y el entorno personal de la figura política, cuentan con usuario oficial de twitter. Así es como Trump comenzó a utilizar la cuenta @POTUS por designación, devenida de @POTUS44, que utilizó Obama en su momento.
¿Donald Trump dejaría de utilizar su cuenta personal? Claramente, @realDonaldTrump sigue en vigencia. Bajo el usuario @POTUS, el rebelde magnate se aseguró de redirigir a sus nuevos seguidores a su cuenta personal en donde no se lo verá tirado en el césped leyendo, ni jugando con su hijo varón al ajedrez, sino comentando, opinando e informando en 140 caracteres sobre sus decisiones políticas .