Espiamos los secretos de Evan Blass, el filtrador más célebre de la industria. Aquejado por una enfermedad, anunció su retiro, mostró su rostro y reveló el detrás de bambalinas de la tarea que le llevó a la fama. “Más de una y más de dos compañías me han dado material para filtrar”, contó. Lejos de los rumores y trascendidos tecnológicos, afirma que duerme mejor por la noche.
Anunció su retiro en Twitter, la plataforma que le llevó a la fama. “Todas las cosas buenas deben tener un final. Gracias por estos dos años increíbles”, escribió en su cuenta oficial la figura más célebre en la escena de la filtración tecnológica. En uno de los comentarios que aparecen al pie de aquel tuit, un usuario manifiesta su sorpresa, acaso su desazón, con un “no” que se estira en más de sesenta vocales. Como si se tratase de un acto de liberación, el anuncio fue acompañado por un cambio para nada trivial: @evleaks anotó su nombre real en la cuenta de Twitter y cambió el tradicional avatar por una fotografía en la que se le ve con una semi sonrisa en el rostro.
Según tuiteó BBC Click, el 21 de agosto tuvo lugar la última función en el circo más concurrido en el universo de los leaks. A modo de regalo por la despedida, nuestro querido filtrador divulgó imágenes de los smartphones que Motorola presentaría algunas semanas más tarde en el marco de IFA 2014. Aquella fue la gracia del payaso: mostrar las novedades tecnológicas, principalmente las móviles, antes de que las firmas las presenten oficialmente a la sociedad. Si hablamos de su última información, una herramienta que la red social de microblogging presentó en ocasión de su octavo aniversario nos ayuda a explorar los orígenes tuiteros de @evleaks: el 28 de agosto de 2012, este hombre iniciaba su andar en aquella plataforma compartiendo la fotografía de una tablet de HTC que aún no había sido develada por la compañía taiwanesa.
Unknown HTC tablet, 2012 pic.twitter.com/NKFRb3jH
— Evan Blass (@evleaks) agosto 29, 2012
Según el prisma con el que se visualice la escena, a figuras como @evleaks (y también a otros como Eldar Murzatin, al sitio TK Tech News o al más fresco @upleaks) debemos culpar o agradecer el hecho de que el rumor haya mutado en noticia, incluso en los medios llamados “tradicionales”. El asiduo espectador del noticiario tecnológico se acostumbró a titulares del estilo “Apple presentaría iPhone 7 el próximo mes” o “Samsung incluiría en su próximo Galaxy un lector de ondas cerebrales”; informaciones que, aunque inverosímiles, se amparan en la impunidad del verbo condicional y en las clásicas y nunca reveladas “fuentes cercanas a la industria”. En “Filtradores: El lado oscuro y luminoso de los rumores tecnológicos”, un artículo que explora el detrás de escena del mundillo de los leaks, habíamos hecho mención al nombre de la persona real detrás de @evleaks.
La fama del filtrador enmascarado no respondió al capricho: aunque sufrieron el natural margen de error, sus leaks solían dar en la tecla y se convirtieron en un modo válido para que los aficionados a la tecnología accedamos a las noticias que los fabricantes confirmarían un tiempo después. Aquel don era explícito en el lema del perfil en Twitter: “Las noticias de mañana, ayer”. Aunque es bien válido describirlo como una celebridad en su terreno, la cuenta en la red social nunca superó los 200 mil seguidores. Según contó el indiscreto tuitero, la fama le llegó tras la filtración de información sobre los Lumia 820 y 920 que Nokia presentó en 2012.
El hombre detrás del usuario
No demoraré la mención de su nombre: Evan Nelson Blass. Vale decir que este dato se había divulgado mucho antes de estas jornadas en las que el rey del rumor tecnológico anunció su retiro y dio cuenta de algunos datos jugosos en una entrevista con la cadena BBC, sobre la cual hablaremos más adelante. Ya en 2013, el sitio Android Police había accedido a una entrevista exclusiva con el señor Blass, dando cuenta del hombre detrás de la cuenta @evleaks. Aquella publicación dio cuenta del prolífico historial de filtraciones a cargo de Evans, muchas de ellas célebres, y de su historial en medios reconocidos en las arenas tecnológicas como Pocketnow y Engadget. De hecho, en este enlace es posible verificar el cargo en el sitio que hoy dirige Michael Gorman; allí se desempeñó entre 2005 y 2008.
En diálogo con Android Police, Evans había contado que sufre de esclerosis múltiple, enfermedad que le lleva a estar gran parte del día en su casa frente a una computadora y que, en parte, fue la responsable de su incursión en el mundo de los leaks. “No puedo comprometerme con un trabajo a tiempo completo”, había confesado. En aquella entrevista, el filtrador eludió con elegancia la pregunta acerca de cómo accedió usualmente a sus pequeños tesoros (los leaks), señalando que no revelar las fuentes es aquello que le ha llevado a ganar una buena reputación. Ya fuera del circo, Blass le contó a BBC algunos datos jugosos, aunque para nada sorprendentes. Por ejemplo, que las propias compañías, que en apariencia se disgustan cuando un producto de su riñón es filtrado, en muchas ocasiones son las que le acercaron la información. “Más de una y más de dos compañías me han dado material para filtrar”, dijo Blass en referencia a lo que llama “filtraciones controladas”. “Las compañías siempre dicen que están descontentas con las filtraciones, pero eso no es verdad”, agregó.
En relación a aquello, habíamos dibujado un ejemplo que pretendió ser bien gráfico. A continuación presentamos un resumen: La compañía X planea lanzar en 2015 el producto Z. En la última década, los desarrollos de X han ganado cierta reputación y la marca ostenta una interesante cartera de clientes que siguen sus novedades. El CEO de X decide invertir dinero en publicidad tradicional. Sin embargo allí no termina su promoción: el ejecutivo sabe que a los usuarios les interesa la llegada del dispositivo Z, es consciente que el mundo quiere saber sobre él incluso cuando el proyecto nada entre prototipos. Uno de los empleados de la firma dialoga con un periodista y le cuenta algunas de las posibles especificaciones técnicas de Z. Seguramente, lo hace con el visto bueno de la mesa ejecutiva. El reportero, sediento de novedades, publica la noticia: “Z llegaría en 2015 con un lector ocular”. La información se propaga como un virus: invade medios especializados, llega a revistas de papel e incluso a periódicos que no pertenecen exclusivamente al sector tecnológico. En los meses más cercanos al lanzamiento, alguien cercano a la firma X se olvida un equipo Z en la mesa de un bar que, ¡oh casualidad!, cae en manos de un periodista. Así lo explicó Evans: “Por ejemplo, he hecho bastantes filtraciones este año sobre el modelo G3 de LG. Así, en vez de conseguir los cuatro o cinco segmentos informativos que podrían haber logrado en torno al lanzamiento del teléfono, consiguieron veinte espacios informativos”.
A pesar de aquel círculo que parece sencillo, Blass cuenta a BBC que “hay mucho trabajo detrás de hasta las filtraciones más pequeñas” pero que “cuando lo ves en Twitter parece que te llevó cinco minutos”. Por supuesto, el andar de hormiga no fue gratuito: el filtrador dijo que fue el primero en intentar convertir esta tarea en un trabajo profesional, aunque no se tradujo en un salario estable.
Evan Nelson Blass dice que desde que no filtra duerme mejor por las noches. En su cuenta de Twitter, aún activa, ya no aparecen imágenes con su clásica marca de agua que revelan el futuro de la industria. Uno de sus tuits más recientes agradece el fondo de dinero que se acumula en una campaña en la comunidad colaborativa IndieGoGo para colaborar en el tratamiento de su enfermedad.
This is really heartwarming. Almost 300 people have donated to this fund.
http://t.co/SNdLKfuvl0
I can’t thank you enough.
— Evan Blass (@evleaks) agosto 14, 2014
Mientras tanto el puesto ha quedado vacante. ¿Quién será el primer payaso en el circo de las filtraciones? Seguramente no faltarán candidatos y que las compañías seguirán mostrando su disgusto ante los flashes, sonriendo en el secreto de sus oficinas.