Incluso bailando en la sombra de otros aspectos del desarrollo, la música es un elemento fundamental de los videogames. Repasamos tres casos tan recientes como paradigmáticos: un juego que es nominado a los Premios Grammy, una orquesta sinfónica que interpreta canciones de Mario y Legend of Zelda; y The Last of Us, el tanque gamer del año, que contrata los servicios de un músico argentino para que dibuje los acordes de la entrega.
No será necesario explicar a los amantes de los videojuegos quién es Shigeru Miyamoto, un japonés nacido en 1952 y empleado de Nintendo desde 1977, considerado como uno de los patriarcas del universo gamer. Pero incluso muchos de los fans del entretenimiento digital quedarán perplejos ante la mención de Koji Kondo, maestro de un subgénero de esta industria, aunque menos reconocido por los brillos de la escena. A Miyamoto y a Kondo les une un fontanero italiano, ícono entre los íconos: el primero es uno de los principales creadores, entre otras, de la exitosa franquicia Mario Bros.; el segundo es autor de la música que suena en nuestras cabezas apenas recordamos los brincos de este personaje entre hongos y monedas doradas.
Sin embargo, aunque no es posible equiparar la creación de las líneas centrales de un videojuego con la diagramación de la música, las pesas en la balanza han comenzado a equilibrarse. Los artistas encargados de musicalizar videojuegos comienzan a ganar protagonismo e incluso surgen seguidores que enaltecen su trabajo: suficiente es hacer una búsqueda en Google para que aparezcan numerosas entradas repasando los trabajos en esta área. Junto a Kondo, además de Mario autor de los acordes de The Legend of Zelda, en el listado aparecen Nobuo Uematsu para diversas ediciones de Final Fantasy; e Hirokazu Tanaka, orquestador de la melodía rusa del más recordado Tetris, y de los pentagramas de Metroid y Kid Icarius. El listado es extenso.
En paralelo, la evolución de este elemento crucial en el desarrollo de los videogames (“jugar en mute es como comer sin sal”, oí de boca de un harcore gamer) ha visto la irrupción de intérpretes y bandas del circuito de la música comercial. Los encargados de este trabajo ya no son necesariamente hombres dependientes de compañías como Nintendo, Capcom o EA, mucho menos expertos en programación. En algunas ocasiones los que suenan en la radio y pueblan los rankings aparecen con sus interpretaciones originales en el marco de la acción digital (por caso, las pistas que suenan en las diversas entregas de FIFA, GTA o Guitar Hero). En otras ocasiones, músicos profesionales son contratados para esta tarea, en un movimiento análogo al que acontece en la industria del cine. También en los videojuegos, la música debe ofrecer ciertas características: calidad, inmersión y adecuación a la acción que transcurre en la pantalla.
Una noticia reciente vincula a uno de los más reconocidos músicos argentinos con el desarrollo de uno de los videojuegos más esperados de 2013. Gustavo Santaolalla, ganador de dos premios Oscar por sus composiciones musicales para los filmes Secreto en la montaña y Babel, fue contratado por la firma Naughty Dog, dependiente de Sony Computer Entertainment y creadores de la exitosa serie Uncharted, para ser el encargado de la banda sonora de The Last of Us. Este juego que mixtura acción, aventura y supervivencia, comenzará su recorrido el próximo junio y, aunque es exclusivo para jugadores de PS3, promete ser uno de los grandes tanques gamer del año. Según reportó el sitio especializado en el sector Vandal.net, Neil Druckmann, director creativo y guionista del juego, dijo en referencia a Santaolalla: “Es alucinante. Escoge en qué trabaja; podría estar haciendo cualquier gran película. Lo trajimos aquí, le mostramos el juego, le contamos la historia y qué intentábamos hacer y nos dijo que quería ser parte de esto”.
Por su parte, el polifacético músico, integrante de la agrupación Arco Iris en los setenta, compañero de León Gieco como productor en De Usuahia a la Quiaca e integrante de Bajofondo, entre otros quehaceres artísticos, dijo sobre este nuevo desafío en una charla con Matías Martin en el programa Basta de Todo que se emite en Radio Metro: “Estoy trabajando en un videogame, mi primer videogame. Una ventana totalmente nueva. Estoy muy excitado, porque es algo que nunca hice, que se trabaja de otra manera, es un año de trabajo”. Entonces Martin bromeó: “¿De qué se trata, de un nuevo santabros?”. Tras indicar que firmó un contrato de confidencialidad con Naughty Dog, el músico contó algunos detalles jugosos: “Lo que es interesante, y creo por eso pensaron en mí para la música, es que no es un videojuego típico, es un videogame atípico. El diseño visual es increíble, tiene lo que esperas de un videogame, las batallas, las peleas; pero está propulsado por una historia muy grosa y muy emotiva. Eso es bien distinto, entonces me encantó el proyecto y la posibilidad de abrir un nuevo territorio”, confesó.
La conjunción emotividad-videojuegos nos conduce a otra noticia que da cuenta de la creciente valía de la faceta musical en el desarrollo de juegos. En la última entrega de los Premios Grammy, la edición número 55 de este evento que tuvo lugar el pasado mes de febrero en Los Ángeles y fue emitida por la cadena CBS, la banda sonora de un videojuego compitió en la categoría “Mejor soundtrack para un medio audiovisual” con gigantes del cine como Las aventuras de Tintin, The Artist, Hugo, The Dark Knigh Rises y The girl with the Dragon Tatoo. Si bien la ganadora fue ésta última, la intrusión de un videojuego en esta categoría establece un importante acontecimiento para el sector.
No lo hemos dicho. Se trata de Journey, un juego desarrollado por la firma thatgamecompany, también exclusivo para PS3, el cual presenta una trama bien particular: lejos de la acción y el frenesí que caracteriza al gran porcentaje de títulos y que marcan el pulso de esta industria, esta entrega propone una jugabilidad parsimoniosa y, en muchos pasajes, contemplativa. El jugador ocupa el rol de un personaje que atraviesa el extenso desierto y viaja hacia una lejana montaña. No hay mapas, no hay diálogos, no hay instrucciones para avanzar. Como nota al margen, propongo a los curiosos visitar el sitio de esta firma y acceder a los trailers de sus juegos, verdaderas gemas.
La música es coherente con las entregas de thatgamecompany; Journey no es la excepción. El trabajo del compositor Austin Wintory se extendió durante tres años, según afirma en su web personal este músico que también fue el encargado de poner melodía a juegos como Fl0w, un título que fue incluido en los pasillos del MoMA. Además de la nominación a los Grammy, su labor mereció un par de British Academy Award, el premio Spike TV VGA, elegido entre los más destacados de iTunes y, entre otros, el reconocimiento de IGN. A través de este video publicado por Sony es posible disfrutar de las melodías de Journey durante las grabaciones, con la interpretación de Macedonia Radio Symphonic Orchestra.
En la nota «Journey nominado para los Grammy: El graduado y el repetidor» publicada en el sitio VadeJuegos.com, se anota una interesante reflexión sobre este hecho particular, aunque dando cuenta del estado general de este vínculo: “¿Os imagináis que hace unos años nos dijeran que un videojuego estuviera nominado los Grammy? ¿O que ya no sería tan raro que museos como el MoMA expusieran videojuegos? Ciertamente hubiera sido complicado imaginarlo pero ahí está. La suma de todo el talento de miles de desarrolladores y el crecimiento de la industria del videojuego (tanto a nivel de industria como de la cantidad de gente a la que ahora llegan) ha logrado tirar abajo viejos muros que los tenían recluidos en mero divertimento y los ponen a la altura que se merecen poco a poco… Si bien durante mucho tiempo era el videojuego el adolescente descerebrado que embestía contra todo mientras apasionados del medio hacían verdadera labor periodística, crítica y divulgativa sobre el medio, de un tiempo a esta parte ha sido la propia industria del videojuego la que ha madurado… Los videojuegos poco a poco se van graduando y haciendo carrera mientras el medio sigue repitiendo una y otra vez, auto-complaciéndose de ser el rey del patio. Y mientras esto siga así no sólo seguirá sin entender en qué se está convirtiendo aquello que decía admirar, sino que es posible que el día de mañana a la propia industria del videojuego no le interese asociarse a él por no saber reflejar, entender y transmitir todo el valor de los mejores títulos actuales.”
La revista Wired calificó la nominación como un hecho histórico, indicando que fue este el primer soundtrack de un videojuego en desfilar por un Grammy. Vale recordar que en 2010 el compositor Christopher Tin fue galardonado por su participación vocal en el tema de apertura del juego Civilization IV. A Wired, Wintory reconoció que “se trató de un sueño que, genuinamente, nunca pensó que ocurriría” y que se enteró de la nominación, precisamente por un email de Tin, quien es su amigo personal.
Una despedida musical
A modo de despedida para esta función escrita, presentamos a la Orquesta Sinfónica de Entre Ríos, dirigida por Luis Gorelik, que en el marco de MICA 2013 interpretó los clásicos acordes de Mario Bros. Podés verlo a continuación:
También se dio el lujo de tocar las melodías de Legend of Zelda:
y Age of Empires:
El caso no es aislado: Tras el lanzamiento de Dragon Quest en 1986, Koichi Sugiyama fue un pionero en la presentación de actuaciones en vivo. En la ocasión publicó un disco de sus composiciones para el videojuego, aunque interpretadas por la Orquesta Filarmónica de Londres y luego por la de Tokio y la Sinfónica NHK. En YouTube hay mucho más para disfrutar dentro de este particular género. Sólo es necesario afinar el lápiz virtual.