Tras distintos inconvenientes que experimentaron los usuarios de las gafas, la compañía publicó un listado de sugerencias de buen comportamiento.
La llegada de los Google Glass al mercado aún está limitada sólo para desarrolladores e invitados, sin embargo, algunas personas del selecto grupo fueron protagonistas de diferentes casos donde su uso no fue aceptado, sea por lo que las gafas permiten o por cómo le dan utilidad los dueños de las mismas. Ante esto, Google posteó en el sitio oficial de Glass una serie de normas de buena conducta para promover el uso de las mismas.
El número de usuarios no es muy grande, pero Google pretende incrementarlo durante este ciclo, por lo que cualquier campaña en contra representaría una pérdida importante para la compañía. Es por ello que se tienen que deshacer de lo que han llamado Glassholes o Glassidiotas. Este apelativo está aplicado a aquellos portadores de Glass que aprovechando los beneficios que ofrece la realidad aumentada se han comportado de manera grosera o idiota logrando que los echen de un restaurante o que los multen mientras manejan por tenerlos puestos y activados, por dar algunos ejemplos de hechos concretos.
Para la compañía de Mountain View se trata prácticamente de un entrenamiento del usuario, ya que los pocos que las poseen pueden rotularlas como seguras o invasivas, incluso como objetos “cool o ñoños”, según asegura el medio Fayerware.
En este sentido, en el sitio solicitaron al portador: «No seas repulsivo o Glasshole. Respeta a los demás si tienen preguntas sobre Glass y no te molestes. Sé educado, y explica lo que hace Glass y recuerda: un pequeño demo puede ayudar mucho. En lugares donde las cámaras de celulares no están permitidas, las mismas reglas se aplican para Glass. Si se te pide apagar el teléfono, apaga Glass también. Vulnerar estas reglas o ser grosero no hará que las empresas se entusiasmen con Glass y lo arruinará para otros exploradores».
Por su parte, Google esperaba que durante el 2014 se abriera al público en general la venta de las gafas y parte de su campaña se apoyaba en esta pre venta que realizaron a un grupo de desarrolladores, quienes de alguna manera funcionarían como promotores del producto tras obtenerlo por un precio reducido (1500 dólares) antes de que se oficialice en el mercado a 1749 dólares.
Sin embargo, las cuentas no están dando buen resultado pues algunos de estos invitados, más que promotores de buena fe, se están convirtiendo en generadores de mala fama. Una campaña anti-Google Glass fue impulsada por David Meinert, dueño de un restaurante y un bar en Seattle donde tras un enfrentamiento con un cliente que portaba las gafas debió incluir entre su política oficial que no se pueden utilizar en el interior del local, y solicitó que se crearan reglas de etiqueta para su uso.
Afín con esta propuesta y ante el silencio momentáneo de Google, los propietarios de distintos rubros como cines, casinos, entre otros, se sumaron a la campaña denominada “Stop The Cyborgs” que además de rechazar el uso de las gafas, han creado un buen comercio de adhesivos, remeras y demás productos para promover sus premisas. ¿Alcanzarán las reglas de buen comportamiento para amigar a los anti-Glass con el producto de Google?