Mucho se ha dicho acerca de cuánto impacta el uso de la tecnología en nuestro ecosistema, pero aquí veremos cómo desde un particular fenómeno se puede hacer un uso eficiente de los recursos tecnológicos y minimizar los daños, sin desaprobecharlos económicamente.
De un tiempo a esta parte, todo lo que lleva la denominación verde, vende. Se dice así puesto que de una acción que debiera ser voluntariamente conciente, y me refiero a cuidar nuestro medio ambiente, es ahora una tendencia de la que cualquier campaña de marketing se agarra para presentar una marca o producto como más “friendly”.
Sin embargo, y pese a las modas y las tendencias, las mismas empresas de tecnología han convenido ser parte de esta toma de conciencia, a sabiendas de que muchos de sus productos no son directamente detractores del medioambiente, pero sí sus componentes que cuando están en desuso conforman la gran montaña de basura tecnológica que amaneza a las generaciones futuras.
Según un artículo de Veo Verde, hacia el año 2030 se requerirá un 60% más de consumo energético que el actual, y esto es en gran medida por el crecimiento de la pobación. A este dato tendríamos que agregarle además el desarrollo en crecida de productos electrónicos que además de presentar una evolución tecnológica generan dos fuentes negativas: por un lado mayor basura electrónica, y por otro, más productos consumiendo energía.
Con este panorama, no sólo el sector empresarial reacciona al ahorro del consumo energético, tambien lo hacen los gobiernos y las entidades sociales que nuclean distintas regiones del mundo. La alarma es global y requiere de medidas tanto a largo plazo, como a corto plazo.
¿Cómo contamina la tecnología?
Varias son las medidas que se pueden tomar para evitar la contaminación tecnológica y el abusivo uso energético, aunque en principio podríamos señalar dos importantes opciones: consumir menos energía y evitar los productos con contenido tóxico. Algo dificil de hacer de forma certera porque casi ningún dispositivo alerta al usuario si contiene un elemento contaminante como plomo, mercurio, cadmio o bario.
Para quienes estamos más empapados con el tema podemos identificar que las baterías de celulares, los controles remotos y hasta un termómetro cuentan con estos elementos tóxicos, y aunque el packagin del producto sea verde y lo entreguen con una planta regada, el plomo seguirá siendo plomo.
La iniciativa nació casi como una imposición, cuando en el año 1992 la Agencia de Protección Ambiental (EPA) diseñó un programa llamado Energy Star con el cual pretendían medir la eficiencia energética de equipos como computadoras, aires acondicionados, heladeras y monitores, entre otros.
Este gran paso significó una reducción del consumo energético, pero eso no es todo lo necesario como para que las TIC no impacten en el medio ambiente. Vamos a los números: Hasta aquí hemos mencionado a los residuos electrónicos y al consumo de energía como dos grandes golpes contra el ecosistema, sin embargo, hasta el aire que emanan las nuevas tecnologías pueden ser nocivas.
Según Gartner, las emisiones de CO2 de las TI es igual a la que puede producir la industria aeronáutica (quienes emiten el 3& de las emisiones totales), de ese porcentaje, el 35% es responsabilidad de las antenas para servicios móviles y televisivos. Otro 65% lo emiten los centros de datos y los dispositivos móviles.
Sí, aunque suene raro, al enviar un correo estamos emitiendo CO2, por eso Gartner afirma que “El 10% de los envío de correos en una empresa de 100 trabajadores supone una emisión de una tonelada de CO2 al año.Una simple búsqueda en el buscador genera unos siete gramos de dióxido de carbono, hervir una tetera produce unos quince gramos”.
Dicho en estos términos, entonces ya no sólo es contaminante el residuo tecnológico o el consumo energético, sino además, el desarrollo de los mismos, cada instancia del proceso de fabricanción y el modo en que utilizamos todo el entorno tecnológico. Por esta razón, las GreenIT tienen una gran responsabilidad al declararse como tales y no sólo pueden llevar la etiqueta verde que vende, ya que se comprometen a reducir el cosnumo energético, emitir menos CO2 e incorporar energías renovables, como la eólica o solar, para la fabricación de los productos.
Empresas y emprendimientos verdes
Denominarse como una empresa verde no es lo mismo que llevar adelante emprendimientos verdes, una cosa es el inicio de un proceso que, de hacerlo global, concluye en la declaración de una compañía Green It. En este camino, Microsoft, es una de las firmas que más propuestas sustentables lleva adelante: En el 2007 dió nacimiento a System Center Configuration Manager con el que administra la energía de 165 mil computadoras de esccritorio y portátiles en edificios inteligentes logrando un ahorro del 27%. Además de implementar Office 365 con el que se ofrece una versión de una suite de oficina en la nube.
El cloud computing es indudablemente una gran solución que reduce el tiempo de uso de los dispositivos, almancenando y manipulando la información suministrada por un servidor contenedor de los datos. De esta modalidad hecharon mano Google, con los centros de datos Google Green que reducen en un 50% la energía antes utilizada, o Telmex que ofrece espacio en la nube con soporte técnico incluido, o IBM que desarrolla soluciones para data warehousing con plataformas pre instaladas.