Hace unos 3,3 millones de años, los humanos crearon algo que fue un antes y un después para la humanidad: las primeras herramientas. Poseían unas aristas afiladas, y aunque parecieran muy simples, eran magníficas para cortar objetos o cavar hoyos.
El hecho de saber utilizar herramientas y aprender a construirlas representa un salto cognitivo muy grande. En parte, es una de las grandes diferencias de los humanos con los animales. Y a la vez, es aquello que separa a los humanos de los robots… ¡al menos por el momento!

Proyecto para crear nuevas herramientas
Existe un proyecto cuyo objetivo es entender algunos de los enigmas que tiene la consciencia humana, para mejorar las habilidades de los robots. Este planteo une la neurociencia, la arqueología y la robótica.
Lo que se trata de investigar es la capacidad de monitorización cerebral humana, la metacognición, con el objetivo de mejorar las habilidades de los robots. Y en un futuro, la idea final es que sean capaces de inventar nuevas herramientas como lo hicieron los humanos en un pasado.
Hay siete instituciones científicas y compañías europeas que forman parte de este proyecto. Cuentan con un aporte de cuatro millones de euros brindados por el Consejo Europeo de Innovación, por un periodo de cuatro años.
Los responsables del proyecto, explican que la metacognición es la función que los humanos tienen de medir si se puede o no realizar cierta tarea, examinar si lo que produce es exitoso y si conlleva algún efecto en el mundo. El ejemplo más famoso de esto es la caza: al no poder cazar animales con las manos, el humano probó las piedras. “Podemos entenderlo también con los alimentos. Si quiero guardarlos y no me caben en las manos, lo que puedo hacer es crear una cesta”, explica el especialista que inventó a Tiago, el primer robot en reconocerse frente a un espejo. De forma general, se entiende un problema exterior y se imagina un objeto para resolverlo.
Un efecto muy parecido es la creación de imágenes y videos a partir de textos con inteligencia artificial “Crean videos e imágenes nuevas. También se puede tener un modelo generativo que invente una herramienta” comentan los expertos. Aun así, en la robótica, es algo mucho más complejo, ya que requiere de una “inteligencia del cuerpo”, en la cual las capacidades dependen de una cuestión física que interactúa con el ambiente externo.
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En la actualidad los robots están hechos para seguir reglas, realizarlas de manera precisa y generalmente en escala, dependiendo de lo que dice su código. Aun así, no tienen la capacidad para adaptarse sobre la marcha y tampoco de crear herramientas. Entendiendo de una mejor forma las funciones cerebrales, eso podría cambiar. El coordinador científico aclaró que el término consciencia utilizado para calificar esta nueva habilidad que podrán tener los robots no trata del sentido más profundo, sino que es algo mucho más simple. “Tú te das cuenta de que no puedes ejecutar una tarea y que con un objeto puedes hacerlo de una mejor manera”, remarca.
Por eso mismo, la investigación no persigue el desarrollo de la consciencia artificial, sino que indaga en los procesos cerebrales para mejorar lo que ya existe en el mercado de la robótica. “No replicamos la consciencia (en el sentido más amplio) porque no la entendemos y no sabemos cómo hacerlo. También porque no la necesitamos. Lo que sí queremos son robots seguros, capaces de estar en las casas”, comentó el experto.
También, agrega que nunca se podrá tener la consciencia humana en un robot, o al menos hasta que no haya una comprensión total de ella, lo que actualmente está lejos de ser descubierto por el mundo científico. Además, en el proyecto explican que están muy pendientes de las dimensiones éticas que este mismo puede implicar. Asimismo, aseguran que cuentan con un profesional en ética, para que el desarrollo de tecnologías como esta pueda ser brindado a la sociedad de manera apropiada.

Tal y como explican los expertos en este caso, esta es una investigación inicial para aplicaciones en laboratorio: “Al final de los cuatro años, el propósito es tener una demo para empresas tecnológicas y para el público en general, en el cual mostramos cómo un robot puede inventar una herramienta”. También, otro objetivo es ayudar a los psicólogos, arqueólogos y neurocientíficos a comprender el desarrollo y los cambios en el cerebro humano con el pasar del tiempo.
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