Rovio, creadora de Angry Birds, desembarca en China con locales propios para tratar de pelear de igual a igual en un mercado donde la piratería no tiene control.
Hay que admitir que Rovio es una empresa distinta. En primer lugar, en vez de capitalizar en el buen momento que está viviendo su marca gracias al impresionante éxito de Angry Birds, lanzando nuevos juegos al mercado, la compañía opta por seguir mejorando su juego estrella y concentrarse en el merchandising para sumar ingresos.
De acuerdo a números brindados por la joven empresa, hoy valuada en mil millones de dólares, la venta de peluches, juguetes, remeras, carcasas de celulares, zapatillas y otros productos representa el 10 a 20% de sus ingresos totales.
Unos cuantos millones más se pierden, absorvidos por los productos pirateados. Pero eso únicamente estimula a Peter Vesterbacka, responsable de Rovio. «Ya figuramos entre las tres marcas más copiadas en China. Si entrás a un negocio, ves copias truchas de Disney, Hello Kitty y Angry Birds. Es una locura. No hace un año que llegamos allá,» contaba hace unos meses atrás.
Hoy, la empresa decidió abrir varios locales oficiales en el país asiático, donde la piratería no tiene control. Rovio está convencida de que puede generar ingresos por u$s 100 millones en China durante 2012.
Si los creadores de las aves furiosas esperan diferenciarse de los piratas instalando un local oficial, ¿sabrán que en ese país, aparte de falsificar productos, también falsifican locales? Le pasó a Apple este año, que descubrió una serie de negocios que copiaban de pies a cabeza el diseño interior de sus famosas y delicadas Apple Stores.
Aunque, tal vez ya viajen con una solución en carpeta para ese tema. Este año, Rovio descubrió que un parque de diversiones de China estaba ofreciendo un entretenimiento basado en Angry Birds. En lugar de mandarle sus abogados al parque Window of the World, Vesterbacka pensó que era mejor negociar un acuerdo de licencias. Aparentemente, las conversaciones vienen avanzando con buen ritmo.