Emprender comprende una multitud de acciones que muchas veces nos provocan conflictos recurrentes de los cuales no podemos salir. Una de las técnicas más eficientes nos invita a tomar el lápiz y el papel y graficar la situación hasta poder desarmarla y visualizarla de otra forma. Esta técnica se llama pensamiento visual y aquí aprenderás a manejarla a tu favor.
Si te pasó que cuando estás en una reunión comenzás a dibujar en un papel las ideas que surgen, no siempre son gráficos cuyo mensaje contiene precisamente lo que están diciendo otros, sino dibujos azarosos pero que, en ocasiones, te ayudan a dibujar en un plano general lo que se debate, entonces vas por el buen camino de aquellos que resuelven con pensamiento visual.
El pensamiento visual es una modalidad de esquemas que se puede realizar de forma consciente o inconsciente y que sirve para sintetizar muchas ideas en un solo gráfico. Es inconsciente cuando se lleva a cabo como en el ejemplo que menciono en el comienzo de esta nota, pero son más las veces que se realiza de forma consciente dado los beneficios de tener esta táctica bien aceitada.
Dicho así, sí, es una técnica que nos permite realizar una fotografía de un problema y resolverlo observando desde lo general a lo particular. Para hacerlo de la forma correcta, es preciso tomar notas mientras se plantea el problema y aprender a destacar los hitos de este. Una vez visualizado en una estampa general se pueden desglosar y comenzar con una fase resolutiva.
Formas de expresar el pensamiento visual
Si bien se trata de una acción muy personal, ya que en ocasiones sólo quien plasma en gráficos comprende cómo desglosarlos, cuando es tomado como una técnica es bueno tener algunas reglas que permitan no sólo que otros lo comprendan, sino que al encontrarnos con ese gráfico un tiempo después, podamos volver al planteo recurrentemente sin perdernos.
El pensamiento visual es una transmisión de lo que estamos pensando, escuchando o analizando, hacia nuestro poder de escritura. Así es como se puede llevar a cabo de diferentes formas:
En cuadros sinópticos: valiéndonos de recuadros que encierran un concepto, flechas que conducen uno u otro concepto, y corchetes que refuerzan las ideas dentro de esos conceptos.
En dibujos: Para algunas personas es más fácil dibujar una idea conflictiva para visualizar dónde está generándose el conflicto. Del dibujo desprende, a modo de diálogos, los planteos. Es prácticamente un retrato del conflicto.
En líneas de planteos: Cuando se polemiza demasiado una idea o propuesta surgen variables de variables y, finalmente, una maraña que termina por desganar a cualquiera. Aquí, el pensamiento visual actúa de forma más esquemática. Un buen ejemplo de ello son aquellas personas que hacen sus esquemas en Excel, e inclusive, generan las fórmulas adecuadas para resolver los inconvenientes. Si sabés exprimir los atributos de Excel es una idea genial, pero si no, no recomiendo para nada armar plantillas innecesarias.
En colores: Es cierto que la imagen aporta mucho y esto se plasma en aquellos que realizan su pensamiento visual dándole colores a la situación, hasta encontrar cuándo el rojo (sinónimo de conflicto) se presenta y opaca otros colores. Si se considera una gama acotada de colores es posible que esta visualización sea compartida por varias personas, de lo contrario es un código indescifrable, hasta para uno mismo si se olvida qué intensidad tenía cada color.
El rol del Visual Thinking
Aunque usted no lo sepa, existe este rol en algunas empresas. Se lo conoce como notario y tiene como fin realizar un acta visual que refleje lo que sucede en una reunión de un simple vistazo. Para el notario Fernando Abadía: “Lo que se dibuja, se ve y se recuerda y, por tanto, hace que nos sea más fácil pasar a la acción”.
De hecho, muchos emprendimientos nacieron de un dibujo, mejor dicho, de un pensamiento visual. Por esta razón, no siempre se trata de un solucionador de conflictos, sino que también es una herramienta potente para trasladar las ideas y concretarlas. Dan Roam, considerado el padre del pensamiento visual, sostenía en su libro “Tu mundo en una servilleta” que “Los dibujos sirven para representar conceptos completos y resumir una vasta serie de trozos de información de una forma fácil de ver y entender”.
El poder del pensamiento visual nos permite alcanzar una metodología ágil para procesar las ideas, reconocer los puntos fuertes y realizables, y ponerlos en acción. También es una forma práctica de resolver conflictos de interpretación. Un buen manejo del pensamiento visual ofrece la garantía de ganar tiempo y visualizar eficazmente lo que estamos haciendo y hacia dónde queremos llegar.