Hace 20 años, dos adolescentes encontraron a una bebé abandonada y le salvaron la vida. Gracias a la red social de Zuckerberg, la joven consiguió dar con ellos para agradecerles.
El 6 de septiembre de 1989, Christopher Astle y Emily Yanich tenían 15 años. Iban a la misma escuela y solían pasar las tardes juntos. Aquel miércoles, salían del centro comercial de su ciudad cuando a los pocos metros escucharon un bebé llorando. Miraron alrededor, y al no ver a ninguna madre o niños cerca, empezaron a revisar el lugar. Lo que encontraron marcó sus vidas para siempre: una bebé de pocas horas de vida estaba sola, envuelta en una manta.
Como los papás de Christopher estaban trabajando y la mamá de Emily había salido, los chicos le llevaron la beba al padrastro de ella, que no podía creer lo que estaba pasando cuando los adolescentes entraron a su garage con la niña en brazos.
Después de un llamado al 911, la casa de la chica se vio rodeada de policías, médicos y bomberos. Fue la última vez que la tuvieron con ellos.
Pero su interés por ella no desapareció. Se enteraron que tenía menos de 12 horas de vida cuando la encontraron, le regalaron un osito de peluche, la visitaron en el hospital y luego supieron que días después fue adoptada por una pareja que le puso Mia, y tuvo la gentileza de enviarles una foto de la chiquita cuando cumplió su primer año.
Los años pasaron y Mia no conocía mucho sobre su pasado. Sus papás adoptivos creyeron que la historia del abandono iba a ser muy dificil de digerir, y la evitaron todo lo que pudieron. Hasta que la curiosidad pudo más, y a los 9 años Mia se puso a revisar los papeles que su mamá guardaba sobre sus primeros años de vida, y encontró una nota a Christopher y Emily del diario local, donde los chicos contaban la historia.
Lejos de amargarse, Mia eligió interesarse por las dos personas que le habían salvado la vida. Durante muchos años se preguntó qué había sido de ellos, hasta que este año se percató de que podía aprovechar la mejor herramienta para retomar el contacto con algún conocido que hace mucho tiempo que uno no ve: Facebook.
No fue fácil: hay muchos Chris Astle en la red social creada por Mark Zuckerberg. Pero como encontró una Emily que se parecía mucho a la chica que había visto en aquel recorte de diario, y que aparte tenía entre sus amistades a alguien llamado Chris Astle, Mia juntó coraje. El 1ro. de diciembre, a semanas de terminar el semestre en la facultad, les mandó una invitación de amistad. Como no reconocieron el nombre, los dos le respondieron consultándole quién era.
«Hola, perdón por la molestia,» le escribió a él, «pero si es el Chris Astle que estoy buscando, solamente le quiero agradecer. Ud. y la Srta. Yanich me encontraron en la puerta de una casa cuando era un bebé. No sé qué otra cosa decirle, mas que gracias. Si me estoy equivocando de persona, perdón! -Mia»
Chris leyó la respuesta en su oficina. Y pegó un grito que se escuchó desde muchas otras.
Lejos estaba Mia de imaginar que más allá de las distancias (Mía se mudó a otra ciudad en 1990), y de que ambos están hoy casados y tienen hijos, siguieron en contacto y todos los 6 de septiembre intercambian un llamado telefónico para recordar aquel día en que salvaron la vida de una bebé.
Veinte años después de aquel miércoles del ’89, Mia volvió a encontrarse con quienes la habían encontrado.