El debate sobre la posición de la mujer en el mercado laboral y las posiciones jerárquicas queda atrás cuando se conocen casos como el de Lula Mena, una mujer que dedica su vida a un emprendimiento cuyo fin es darle las herramientas a otras mujeres para que aprendan a emprender.
Lula Mena es una persona como otras tantas que trabajan para llevar el pan a su hogar todos los días, pero su nombre ha logrado cierta singularidad en San Salvador (y en otras partes del mundo) porque lo que hace no sólo la convierte en emprendedora sino además en empoderadora de otras mujeres.
Al entrar a su página web nos encontramos con una frase que lo dice todo: “Yo uso mis diseños como agentes del cambio” y es que se ha puesto sobre sus hombros la ardua tarea de que no sólo debe hacer un producto sino que además debe “producir algo con ello”.
A simple vista, Lula abrió una tienda de accesorios fabricados con sus propios diseños, pero quienes la acompañan en la etapa de producción son otras mujeres de otras comunidades a las que ella ayuda para que tengan otra opción además de la que les ofrece el ecosistema en el que están en ese momento. Dicho en otras palabras, les da las herramientas para que sean productoras y desarrollen sus propios proyectos.
Según el Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (INCAE) “Las mujeres emprendedoras por lo general apoyan a otras mujeres para empoderarse y mejorar su estilo de vida”, sin embargo, lo que Lula se propuso no sólo es seguir este circuito cuasi natural que se está institucionalizando, sino además entender los conflictos de las mujeres emprendedoras y exponer las razones por las cuales “ellas” tienen un potencial que hasta el momento no está aprovechado al cien por ciento.
En una entrevista que le realizó CNN en Español, Lula dijo: “Al trabajar con una mujer inmediatamente estás tocando la vida de sus niños y sus comunidades” por lo que cada problemática que ella pueda tener en su trabajo la trasladará a su hogar y viceversa, transformada en una experiencia de aprendizaje y no en una frustración.
Las mujeres, en su mayoría, tienen el don de remediar y buscar soluciones. “Somos madres”, dice Emilse Laras, partícipe del grupo de Mujeres Trabajando, y agrega “Ser madres no es cualquier cosa, es la empresa más grande y más perfecta que se pueda tener. No hay posibilidad de equivocarse del todo, y si nos equivocamos tenemos que buscar la forma de corregir el sentido hacia donde estás creciendo nuestros hijos”.
“Cuando las mujeres están disponibles para aprender, entonces ya están listas para emprender”, continuó Emilse quien destaca que la labor de Lula no es única en el mundo, pero que normalmente no son “titulares en ningún diario”.
En este mismo sentido, Lula asegura a CNN en la entrevista que “Las mujeres tenemos otro enfoque de por qué trabajamos, cuando hacemos algo lo hacemos con pasión”. Mientras que para el foro económico mundial (en 2016) se necesitan al menos 170 años para que se alcance la igualdad entre hombres y mujeres en el mundo, Lula insiste en que la forma más más rápida de reducir la brecha es apoyando el emprendimiento femenino.
Los hogares y las empresas
El emprendimiento de Lula se basa en la construcción de accesorios de belleza femenina como collares, aros o pulseras pero utilizando materiales sostenibles, de hecho, define sus principios de trabajo como baja energía, recursos locales, bien administrados, sin toxinas, reutilizados y con bajo nivel de desechos.
¿Cómo lograr todo esto sin que el mismo ejercicio conlleve un gasto económico y temporal que haga más difícil la propuesta, y al mismo tiempo más costoso el resultado? Lula encontró la fórmula mediante talleres de producción en donde las comunidades de mujeres de distintas áreas se convirtieran en emprendedoras al mismo tiempo.
“Las mujeres aprovechan más las inversiones y los excedentes de sus negocios para reinvertir” dice Lula acentuando una particularidad que convierte a las femes en un valor agregado para la economía mundial.
Cierto es que la figura femenina en las empresas tiene cada vez más lugar, sin embargo, a nivel de emprendedoras, hay que destacar que el 60% de los emprendimientos mundiales están encarados por una o más mujeres. Para Emilse esto tiene una respuesta social cada vez más admitida: “Las mujeres nos estamos ayudando a salir de los hogares, donde administramos muy bien los recursos, para convertir las empresas en parte de nuestro hábitat”.