El outsourcing es una modalidad que ofrece encantos, como la posibilidad de acudir a expertos, eludir contratos de largo plazo, o lograr mayor productividad en diversas divisiones de la empresa. Pero no todo es color de rosas al subcontratar; aquí repasamos los aspectos que conviene tener en cuenta al hacerlo.
Desde una institución que contrata un servicio de limpieza, de seguridad o cocineros que operarán dentro de sus instalaciones, pasando por una compañía que transfiere a un especialista externo para los asuntos de contabilidad, hasta quienes se vinculan con terceros para el diseño de un sitio web, el mantenimiento de equipos tecnológicos, o la distribución de mercadería.
La tercerización, también conocida como outsourcing o externalización, es moneda corriente en empresas, negocios y otros ámbitos, y lo es cada vez más. ¿El aspecto en común? La elección de un agente con dos características sobresalientes: es un especialista y es externo a la organización contratante. Se trata de una transferencia de responsabilidades, el paso de tareas internalizadas a la externalización.
Según explica Luis Stolovich en La tercerización, ¿con qué se come?, este proceso puede tener dos aspectos independientes, que no son excluyentes. Por un lado, “la desactivación, parcial o total, de sectores productivos”; y por el otro “la contratación de una o más empresas terceras que ubican trabajadores para la ejecución de algún servicio en el interior de la empresa cliente”. La modalidad crece, sobre todo en países que atraviesan tiempos de crisis: empresarios señalan en este sentido que mientras los empleados contratados perciben aumentos por acuerdos o paritarias en forma sostenida, los proveedores externos no suelen exigir este tipo de actualizaciones.
La tercerización podría resumirse del siguiente modo: cuando una firma identifica qué procesos internos podrían ser desempeñados en forma más eficiente, considera contratar a una empresa externa y especializada para desarrollar dichas tareas. A priori, esta modalidad parece entregar solamente beneficios. Sin embargo, en lo que sigue veremos cuáles son las ventajas del outsocurcing para finalmente arribar a los aspectos que habría que considerar para que la modalidad entregue sus prometidos réditos. “Tercerizar todo lo que se pueda” podría aparejar inconvenientes.
Las ventajas de tercerizar
El aspecto positivo más evidente que ofrece esta modalidad aparece en su propia definición: la empresa contratante adquiere una mayor autonomía para enfocarse en las funciones centrales de su negocio. El siguiente ejemplo es bien gráfico: imaginemos que el responsable de una agencia de marketing digital terceriza el servicio de limpieza.
De este modo no deberá encargarse en forma directa de tratar con los empleados que realizan aquellas tareas, destinar recursos directos para comprar los productos de limpieza, de buscar reemplazos en caso de ausentismo, o liquidar sueldos del personal que depende de un externo; así, se enfocará en los procesos cardinales de su agencia.
Otra ventaja de la externalización está relacionada a la especialización. La modalidad supone contratar a un experto que, además, es especialista en su materia. Volviendo al ejemplo anterior: ¿debería ser un experto en marketing digital conocedor de los asuntos que hacen a la limpieza de un piso de oficinas? El outsourcing es una excelente forma de acudir a manos expertas, haciendo honor a la célebre máxima “zapatero a tus zapatos”.
Las mencionadas ventajas confluyen en una variable que toda empresa persigue: la rentabilidad. Si el contratante se enfoca en el core de la compañía y cada tarea es realizada por expertos, la rentabilidad y la productividad deberían verse favorecidas. Además, se agilizan procesos y usualmente se robustecen los puntos fuertes de la compañía.
Esta modalidad de contratación ayuda asimismo a evitar la presencia de empleados en la firma con excesivo tiempo ocioso, considerando que la tercerización admite contratos de corto plazo o para trabajos específicos. En este punto hay que mencionar que el outsourcing puede ayudar a la reducción de costos de una forma rápida, permitiendo a la empresa deshacerse de activos que pudieran ser innecesarios. Así, permite que costos fijos se conviertan en variables, algo que es siempre apreciable al interior de una organización.
Es de vital importancia analizar cuáles son las tareas que conviene tercerizar, pues en ocasiones puede resultar más conveniente disponer de una división interna para determinados procesos en los cuales es necesario un control total; y por supuesto comprobar que el tercero que se contrata realmente aporte los beneficios esgrimidos: experiencia y especialización. En resumen: delegar puede ser bueno, pero hay que hacerlo a conciencia.
Qué tener en cuenta para tercerizar con éxito
Ninguna corporación, desde una multinacional hasta un emprendimiento pequeño, debería tercerizar a la ligera. Al subcontratar es cardinal hacerlo sólo en áreas específicas (que no son medulares para la compañía); es imperioso verificar cada uno de los aspectos legales y las obligaciones contractuales; y acudir sólo a empresas con experiencia en su rubro.
Si bien la tercerización implica ventajas como la versatilidad, la captación de nuevas ideas, el acceso a un experto, la suma de esfuerzos, etcétera; una incorrecta aplicación de la modalidad podría derivar en desventajas, como las que anotamos a continuación.
Determinados servicios tercerizados pueden afectar los niveles de confidencialidad de la compañía contratante. En este punto, también se corre el riesgo de que el proveedor externo, al conocer los movimientos internos de la compañía, en un futuro capte esta experiencia y se convierta en un competidor. Sin embargo, esto es algo que también puede ocurrir con personal contratado en forma directa.
El contratante puede perder cierto control en los procesos, lo cual podría afectar el desempeño de la organización.
El proveedor externo podría caer en estancamientos, al no ser controlado en forma directa dentro de la compañía en la que presta servicio.
La definición de obligaciones y responsabilidades puede insumir una buena cantidad de tiempos y recursos, esto hasta llegar a un acuerdo.
En última instancia, es preciso tener en cuenta las implicancias de orden legal al momento de tercerizar. Para ello, compartimos como cierre este artículo que aborda esta temática en los diferentes países de la región.